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Jonathan Zarzalejo

Head of Marketing de Too Good To Go en España. Apasionado por el marketing, el diseño y la comunicación, Jonathan es Licenciado en Publicidad y Relaciones Públicas por la Universidad Complutense de Madrid. Antes de convertirse en Waste Warrior y luchar contra el desperdicio de alimentos, Jonathan ha participado en lanzamientos en España de diferentes plataformas e-commerce internacionales como Catawiki.es, la plataforma de subastas online de objetos de coleccionismo, Hailo, la app para taxis (adquirida por mytaxi y actualmente Freenow) o eltenedor.es, la plataforma online de reservas de restaurantes del grupo Tripadvisor.

Cada año se desperdicia un tercio de toda la comida que se produce en el mundo y solo en España la cifra alcanza las 8 millones de toneladas al año

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Pocas personas no conocerán Too Good to go, pero por si acaso, ¿podrías explicar en qué consiste vuestro movimiento?

Too Good To Go es un movimiento europeo que lucha contra el desperdicio de alimentos. Solo para que te hagas una idea, cada año se desperdicia un tercio de la comida que se produce en el mundo. ¡Esto es una barbaridad! Nuestro objetivo principal es inspirar y empoderar a la sociedad para combatir este problema. Lo estamos haciendo con campañas y acciones de concienciación pero también a través de una aplicación móvil con la que los usuarios actúan de manera activa en la lucha contra el desperdicio alimentario salvando a precio reducido el excedente diario de comida de supermercados, restaurantes, panaderías, fruterías y demás comercios de alimentación. De esta forma lo que se consigue es que esa comida de calidad que no se ha vendido al final del día en estos establecimientos se aproveche y no sea desperdiciada. Actualmente nuestro movimiento ya está presente en 14 países europeos y ya se han unido a él más de 45.000 establecimientos y más de 21 millones de Waste Warriors, gracias a los cuales a día de hoy hemos conseguido salvar ya más de 36 millones packs de comida que no han ido a parar a la basura.

En un artículo de nuestro blog hablamos de los avergonzantes números del desperdicio alimentario. ¿Crees que en el futuro post Covid19 la sociedad será más consciente de este problema o seguirá todo igual?

Efectivamente las cifras sobre desperdicio de alimentos ponen los pelos de punta. Cada año se desperdicia un tercio de toda la comida que se produce en el mundo y solo en España la cifra alcanza las 8 millones de toneladas al año. Y esto además de un despilfarro enorme de dinero también es un gran problema para el medioambiente.

Respecto a tu pregunta quiero pensar que sí, que esta situación nos va a servir para que las personas tomen más conciencia de este problema y se le dé a la comida el valor que no se le estaba dando. Y es que nos hemos acostumbrado a tener siempre los estantes de los supermercados llenos y a tener acceso a todo lo que queríamos y cuando queríamos independientemente de su procedencia o de si estaba de temporada o no. Habíamos perdido toda conexión y respeto por la comida. Además, nos hemos vuelto más prósperos como sociedad y a medida que tenemos dinero para comprar comida, nos volvemos más propensos a desperdiciarla.

Sin embargo durante esta crisis hemos visto que pueden escasear determinados productos y ahora valoramos más cuando podíamos tener total acceso a ellos siempre que queríamos. También estamos consumiendo más productos de proximidad y de temporada, estamos cocinando más y sacando nuestro lado más creativo en los fogones. Por ejemplo, el consumo de harina se ha disparado un 196%, esto quiere decir que estamos haciendo más pan y bizcochos, lo que nos acerca al producto y también nos hace valorar aún más el trabajo de los panaderos. Vemos el momento de la comida o el picoteo con alegría y como una vía de escape. Sin duda nuestro aprecio por los alimentos está volviendo. Además, tenemos más tiempo para informarnos y adquirir nuevos hábitos más sostenibles y libres de residuos que podamos aplicar para el resto de nuestros días. Así que soy optimista y creo que cuando todo esto acabe sí habrá un cambio en nuestras prioridades y en nuestros hábitos de consumo por unos más conscientes y responsables.

Queremos daros la enhorabuena por el gran éxito de Too Good to Go, ¿cuál es el secreto?, ¿qué recomendarías a otros proyectos que quieren mejorar el mundo, como el vuestro, además de tener una buena idea?

Bueno antes de nada muchas gracias, pero sí es cierto que esa enhorabuena no debe ser solo para Too Good To Go sino para todos, comercios y usuarios también, porque en definitiva esta lucha contra el desperdicio de alimentos la estamos haciendo entre todos y juntos estamos cambiando ciertos hábitos de consumo y evitando que mucha comida que antes iba a la basura ahora se esté aprovechando, logrando de este modo un gran impacto positivo para el planeta y beneficioso para la sociedad en su conjunto.

En la parte que corresponde a nosotros creo que la buena acogida se debe en gran medida a nuestra misión de aportar soluciones a un problema que nos toca de cerca a todos, pero sobre todo a que a través de una app estamos haciendo que cualquier persona de una manera muy sencilla pueda ser parte activa del cambio y ayudar a salvar el planeta evitando el desperdicio de comida. causa. Había algo que no se estaba haciendo bien en la forma de consumir los alimentos. No es lógico que comida que está en buen estado se desperdicie y en ese sentido creo que hemos conseguido conectar con la gente. La comunidad de Waste Warriors siempre fieles salvando su comida está siendo clave en este objetivo. También nuestra forma de comunicar el problema de manera sencilla y cercana. Usar las redes sociales para dar consejos prácticos para el día a día sobre cómo evitar el desperdicio… Son muchos factores pero sin duda tener una misión clara y no perder ese foco es clave.

Repasamos los datos conseguidos hasta finales del 2019: Un millón de usuarios, 2.300 establecimientos en 21 ciudades, 600.000 comidas salvadas. ¿Cuál es vuestro techo?

Siempre decimos que ojalá algún día no sea necesaria la existencia de Too Good To Go porque esto querrá decir que se habrá acabado con el problema del desperdicio de alimentos y habremos cumplido con nuestra misión. Pero la realidad es muy distinta. Hay mucho trabajo por hacer y nuestra intención es dar lo mejor de nosotros para seguir combatiendo el desperdicio de alimentos. Y esto pasa por no conformarnos con lo conseguido hasta ahora. Queremos llegar a cualquier rincón, da igual que sea una gran ciudad o el pueblo más pequeño, y si hay un establecimiento con excedente, esa comida pueda salvarse a través de Too Good To Go.

Pero además de la app, queremos seguir aportando más soluciones e iniciativas para combatir el desperdicio de alimentos. Actualmente estamos lanzando constantemente campañas de concienciación para evitar el desperdicio en hogares y negocios. Además, hemos desarrollado materiales y talleres didácticos para distintos niveles educativos pues estamos trabajando ya con algunos centros para enseñar a las generaciones más jóvenes sobre el problema. Y por último, también estamos trabajando con algunas instituciones públicas y estamos poniendo en marcha iniciativas para pedir la puesta en marcha de medidas eficaces en el ámbito legislativo para combatir el desperdicio alimentario.

¿Crees que si la idea en la que se basa Too Good To Go hubiera nacido en España hubiera tenido un camino exitoso similar o le hubiera costado más consolidarse?

Sinceramente creo que el camino habría sido el mismo que el seguido hasta ahora independientemente del origen de la aplicación. Creo que en este caso los españoles tenemos una de las mejores gastronomías y sentimos un amor especial por la comida. Además cada vez hay una mayor concienciación medioambiental en la sociedad y el móvil se ha convertido también en parte imprescindible de nuestras vidas. Además, ¿a quién no le han dicho alguna vez de pequeño eso de ‘la comida no se tira’? Yo creo que la gran mayoría hemos escuchado esa típica expresión en algún momento de nuestras vidas, así que también nos sentimos con esa responsabilidad de cumplir y hacer caso a lo que nos dicen los mayores jeje.

Nuestro objetivo sin duda es el de visibilizar, concienciar y combatir en primera instancia el desperdicio de alimentos

¿Cuáles fueron las principales dificultades para implantarse en España respecto a otros países europeos?

Además de todo el ajetreo que supone el papeleo de poner en marcha una empresa, el crear un equipo, hacer análisis de mercado, adaptar la plataforma al nuevo país y demás, creo que la mayor dificultad que tuvimos, y supongo que es similar a la de cualquier otro servicio que quiere lanzarse en un mercado, fue la de darnos a conocer entre los establecimientos. Fue un trabajo intenso de calle y de visitar muchos negocios a los que les presentábamos una solución beneficiosa para ellos porque no tiraban comida, obtenían una rentabilidad y además conseguían clientes nuevos. Sin embargo era toda una novedad para ellos y ninguno se terminaba por decidir. Sabíamos que era cuestión de esperar y que en cuanto se uniera el primero las cosas cambiarían. Y así fue. El primero en unirse fue un pequeño restaurante de Chueca y a partir de ahí empezaron a sumarse poco a poco más establecimientos. A día de hoy ya son más de 3.000 negocios los que le están plantando cara al desperdicio a través de nuestra app en toda España.

Además de la lucha contra el desperdicio de comida, ¿Habéis pensado en dar un paso más en vuestra preocupación por la alimentación y el medioambiente? Hablamos de dar visibilidad a alimentos producidos de una forma ética con el medioambiente y los trabajadores.

Nuestro objetivo sin duda es el de visibilizar, concienciar y combatir en primera instancia el desperdicio de alimentos. Y sin duda apostamos por que esto se haga siempre de la forma más ética posible. En nuestro blog o en nuestras redes, siempre intentamos dar visibilidad a otras iniciativas de consumo sostenible e intentamos mostrar a nuestros Waste Warriors que estas alternativas existen. De hecho tenemos un podcast y videopodcast donde hablamos de alimentación y sostenibilidad y contamos con invitados especiales para hablar del consumo de productos de proximidad, iniciativas que valoran a las personas y al medioambiente a la hora de cultivar o hasta de nuevos alimentos que sustituyen a la proteína animal.

Hablando de este aspecto, ¿nos puedes recomendar algún certificado ecosocial que te parezca especialmente confiable? ¿Y en el otro lado de la balanza, del que desconfíes?

En este caso os recomendaría tener en cuenta el certificado BCorp que reconoce a todas las empresas que trabajan por un equilibrio entre el propósito social y los beneficios económicos y utilizan la fuerza de los negocios para generar un impacto positivo tanto en los empleados, en las comunidades a las que sirven como sobre el medioambiente. En Too Good To Go recibimos esta certificación a principios de este año por nuestro compromiso contra el desperdicio de alimentos y hay muchas empresas españolas que cuentan también con esta certificación como Ecoalf o Farmidable que también tienen un claro compromiso por la sostenibilidad y una nueva forma de hacer las cosas. En cuanto a uno que desconfíe, no me atrevería a juzgar a nadie, pero si animaría a la gente a que no se quede solamente con la información de que esa empresa tiene un certificado X, si no que fueran un paso más allá y se informen de qué acciones o proyectos están realizando y cómo están contribuyendo.

Ya para terminar, Pedro Pablo May de EFEVerde nos recomendó que te entrevistásemos. ¡Y se lo agradecemos mucho! A ti también te pedimos que nos recomiendes a alguien que consideres puede aportar conocimientos sobre consumo responsable. ¿Qué le preguntarías?

Te recomendaría entrevistar a Mireia Barba, de Espigoladors, con quien compartimos la lucha por el aprovechamiento de alimentos. Y te animo a que le preguntes por todas las iniciativas que están llevando a cabo. Pero a modo de resumen, contarte que Espigoladors es una organización sin ánimo de lucro que da una segunda oportunidad a frutas y verduras feas e imperfectas espigando los campos, una práctica muy común años atrás y que se ha ido perdiendo. Aquellas frutas y verduras que recuperan las hacen llegar a entidades sociales y también las transforman en cremas, mermeladas, salsas… empleando a personas en riesgo de exclusión social mientras contribuyen a la lucha contra el desperdicio.

 

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