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Antonio Marín

Activista y comprometido desde los 17 años. He buscado la forma cambiar mis hábitos para pasar por este planeta de la forma más coherente con mis principios. Creo que no es suficiente con ser sostenible, tenemos que pasar al siguiente paso: ser regenerativos, como personas y como civilización.
He trabajado en el mundo de la comunicación, como periodista director de arte y comunicador, creando una de las primeras consultoras en medio ambiente. Pronto comencé a interesarme por los aspectos que hacen que una vivienda sea saludable y ecológica, por lo que puedo decir que en esto de la bioconstrucción soy autodidacta.
En 2001, junto a Miracles, pusimos en marcha la editorial EcoHabitar, en ella me encargo de la producción, de buscar contenidos, de la web y de ser la cara visible del proyecto EcoHabitar. Vivo en una ecoaldea, y aunque la editorial y la comunidad no me dejan mucho tiempo libre, me gusta mucho la cocina, el mar y la siesta.

Ya estamos en una fase de no retorno, ahora hay que prepararse para una profunda adaptación en que las cosas no van a seguir igual

PREGUNTAS Y RESPUESTAS

Para aquellos lectores que no conozcan aún EcoHabitar, ¿podrías explicarles?

Se trata de un proyecto editorial de cooperativa que desarrollamos entre Miracles Delgado y yo mismo. Nuestra idea era generar un proyecto emprendedor en una zona rural desprotegida, aplicando los criterios del triple balance que promueve la asociación SANNAS, de la cual fuimos cofundadores, de economía social, cooperativo y elegimos la Sierra de Gudar (Teruel), concretamente en la población de Olba, un pequeño municipio de 50 habitantes. Allí hemos desarrollado el trabajo de la revista y del portal web desde el año 2000 hasta el 2017, un lugar idílico pero con todas las barreras que el ruralismo pone a este tipo de proyectos. Para empezar la falta de conexiones eficientes de internet hace que todo se ralentice de forma espectacular; la falta de capital humano, que si bien es un problema acabas aprendiendo a adentrarte en el mundo del teletrabajo. En el mundo rural todo lo que necesitas para poner en marcha una empresa se hace cuesta arriba, eso si, rodeado de un mundo idílico de paz, sosiego, enormemente gratificante y con una calidad de vida insuperable.

16 años de la revista EcoHabitar… ¿Te lo esperabas cuando empezaste a publicar ReHabitar en el 2001 en plena fiebre inmobiliaria sin freno?

No soy mucho de hacer planes, me tiro a la piscina y ya veo luego como salgo. Cuando miro atrás observo todo el tiempo que hemos pasado trabajando en la posibilidades que muchos temas importantes, temas que pueden ayudar al cambio de conciencia, vean la luz. Comenzamos, como idealistas que éramos y creo que lo seguimos siendo, por el afán de ofrecer, a las personas que estaban por el cambio personal, técnicas y conocimientos que podrían ayudar a esa evolución que tanto necesitamos. Hacer circular el rio del conocimiento y ofrecer soluciones dentro de la ética y el respeto al planeta. En eso estábamos y segamos estando. A contracorriente como los salmones.
De entre muchas de las cosas males que tiene el capitalismo es que se regenera, le dan palos o le ponen frenos, pero el mismo busca sitio por donde continuar. En el caso de la burbuja inmobiliario, que trajo después una crisis económica muy fuerte con unos recortes que oprimieron más a la gente que menos tiene, el mismo sistema ha encontrado otras formas de seguir acaparando y de reproducirse a costa de un deterioro del planeta y un camino de no retorno para la especie humana. Es terrible como no somos capaces de poner freno a tanta codicia.

Con la perspectiva de estar al pie del cañón mucho antes de que se volviera una preocupación generalizada, ¿cómo valoras la evolución de España en el acercamiento hacia la sostenibilidad y el consumo responsable?

Tengo claro que el número de personas con una conciencia evolucionada se ha incrementado mucho, la pregunta está en si este numero puede llegar a ser una masa crítica. Es verdad que hemos pasado, y estamos pasando, por una serie de “pruebas” muy serias y que siendo objetivos y como decía antes, estamos en un camino sin retorno. Estoy seguro que ahora ya solo nos queda prepararnos para lo que viene. No creo que reciclando y conduciendo un coche eléctrico podamos solucionar la emergencia climática. El punto de retorno pasó hace muchos años. El mensaje de lo que debemos hacer como especie, para seguir en este planeta, no ha llegado claro y ahora nuestros descendientes van a tener una herencia complicada. Por lo menos debemos enseñarles a seguir adelante en un entorno mucho mas inhóspito que el que nos encontramos nosotros.

Hace unas semanas se celebró el Día Mundial de la Eficiencia Energética dónde se volvió a poner de manifiesto que las viviendas españolas son “depredadoras de energía”, debido a que cuando se construyeron no tuvieron en cuenta la eficiencia energética. ¿Qué podemos hacer para solucionar este problema?

Ser sensatos es lo mejor que debemos hacer y aplicar en todos los aspectos de nuestra vida un criterio de moderación y sobriedad no esta de mas. Vivimos en el despilfarro, en que la tecnología todo o puede arreglar, con irresponsabilidad egoísta, sin pensar que hay un mañana y ciegos por un sistema que engaña. Y engaño en los 60-70-80… construyendo viviendas de muy baja calidad, mal aisladas, con materiales tóxicos, diseñadas para especular y con la idea de que una caldera de gasoil y un enorme aire acondicionado lo solucionaban todo.
Todo esto se debe acabar. En esto hay dos noticias, una mala y otra buena. La mala es debemos revertir todo esto y para ello debemos gastar dinero, invertir. La buena es que esta inversión se amortiza en unos cuantos años.

Mucha gente piensa que la construcción sostenible parece algo reservado para grandes empresas y familias con grandes recursos, ¿es viable que cualquier familia española modifique su casa o construya una vivienda sostenible?

Por supuesto. El problema es que las constructoras convencionales, que se dedican a edificar para este sector de la población, todavía no se han implicado en ello y siguen especulando. Si esto no cambia nuestros esfuerzos no van a servir para nada. Existen algunas constructoras, pocas por ahora, que han dado pasos hacia un nuevo modelo de edificación, implicándose en un modelo no especulativo y construyendo con criterios de bioconstrucción. Tienes el ejemplo de Distrito Natural, por ejemplo.
Adaptar la vivienda ya existente para que sea eficiente y saludable es factible en el momento que te lo propongas. Es cuestión de ponerse en manos de profesionales y acercarse a las líneas de subvención que muchas administraciones tienen para la eficiencia energética.

El acceso a la vivienda es una de las preocupaciones endémicas de la sociedad española. ¿Es compatible esta dificultad con tener una casa saludable ecológicamente, y respetuosa con el medio ambiente?

Por desgracia si. Y es debido, sin duda, al modelo especulativo que ha arraigado: Hay gente se compra pisos para especular, para incrementar su patrimonio y esto hace que suban los precios del suelo, por lo que sube el precio de la vivienda. De esta forma las economías mas modestas ven inalcanzable ven frustradas sus necesidades de disponer de un hábitat adecuado.
Rotundamente si. Es posible tener vivienda a precio accesible, saludable y eficiente para todas las familias siempre que exista una voluntad para ello por parte de las administraciones y que estas administraciones sean capaz d e frenar el ímpetu especulativo de los mercados.

Tenemos que felicitaros con total sinceridad, ya que predicáis con el ejemplo. Vuestra sede está ubicada en la ecoaldea Arterra Bizimodu, con una media de emisiones de carbono por persona de 2T/año, mientras que la media de un europeo es de 11t/año. ¿Crees que es viable que otras empresas verdes puedan seguir vuestro ejemplo?

Lo nuestro es pura militancia. No podemos ir predicando sin dar ejemplo. Por esto desde hace años, y desde una apuesta familiar, decidimos vivir con menos. Esto se traduce en la mínima utilización del vehículo; ningún viaje en avión; una alimentación basada en los productos de nuestros huertos, etc, etc.
Buscamos la felicidad en otros lugares que no son el consumo. Además, en este proyecto de Arterra Bizimodu, buscamos desarrollar un modelo de vida diferente capaz de ofrecer una alternativa a un modelo de sociedad insostenible e ineficaz que ha depredado el planeta y ha creado una monumental injusticia social en todo el planeta.
Creo que es imperativo el cambio de modelo. Si queremos ofrecer ofrecer algún tipo de futuro a las generaciones que vienen debemos cambiar de esquema y el sector empresarial , desde la más pequeña hasta la más grande debe asumir su responsabilidad y no entrar de lleno en el juego capitalista.
Hay iniciativas interesante, una de ellas, por ejemplo es la asociación SANNAS Triple Balance, a la cual pertenecemos y fuimos cofundadores. Ahora aglutina mas e 130 empresas que trabajan desde la ecología, la ética y desde una economía sana y respetuosa.

Tal y como te describes, llevas desde los 17 concienciado con el cuidado al medioambiente. ¿De dónde te vino ese temprano compromiso? ¿Cómo fue que te centraste en la arquitectura sostenible y ecológica?

Soy ecologista, que yo me acuerde, desde los 14 o 15 años. Tomé conciencia de que le sistema no me servía a los 16 y empecé a buscar alternativas a los 17. En los 80 la cultura underground y la contracultura era de los más atrayente si eras un inconformista y buscabas nuevos modelos, las comunas, el mundo idealizado hippie, etc. Comencé en el movimiento antinuclear, leyendo a Toreau y Huxley con unas inconmensurables ganas de cambiar el mundo, aunque enseguida me di cuenta de que era yo el que tenia que cambiar antes.
En los 90 conocí a mi pareja de ahora; Miracles y nos propusimos hacernos una casa en un terreno que teníamos en Mallorca. Nos dimos cuenta de que sería muy difícil encontrar información y, como todos en esos años, comenzamos a experimentar apoyados en las pocas personas que en esos años estaban en la bioconstrucción. Fue una búsqueda en el que la mejor herramienta fue el sentido común. El resultado fue una vivienda unifamiliar con un alto porcentaje de autoconstrucción, utilizando materiales locales. Una vivienda que lo tenía casi todo: un diseño con criterios en permacultura, huerto, frútales, piscina naturalizada, mucha eficiencia energética con un gran aislamiento de corcho, morteros de cal, madera, piedra, sistema de reciclaje de aguas negras, recogida de aguas de lluvia… Toda una experiencia que sirvió de modelo para otros muchos proyectos en las islas.
El mundo de la bioconstrucción comenzaba su andadura en respuesta al desastre constructivo y medio ambiental de este país. Pioneros como Mariano Bueno, Pedro Cores, Petra Jebens-Zirkel, Ismael Caballero, Iñaki Urkia y otros muchos desarrollaban lo que serian los Principios y Pautas de la Bioconstrucción.

¿Podrías explicarnos en qué consiste la bioconstrucción?

Se trata de edificar con sentido común, pensando en el entorno, en la salud, en que les vamos a dejar a las generaciones futuras. Se trata de trabajar para cuidar a la gente, de no especular, de ofrecer espacios saludables para que las familia puedan desarrollar todo su potencial y sean felices.

En este sentido, alguna vez has comentado que tú diferencias entre bio y eco viviendas. ¿Cuál es la diferencia?

Es cierto en la revista incluimos dos tipos de viviendas las que consideramos que respetan los criterios de bioconstrucción (bio) y las que van en camino de serlo, pero que se han saltado algún criterio (eco). La explicación de esta diferenciación es que consideramos importante los esfuerzos encaminados hacia una edificación responsable pero cuando no se hace un estudio geobiológico, uno de los puntos que suelen saltarse las construcciones eco, lo decimos a nuestro público sin ningún problema.

El Ecómetro es una herramienta para evaluar edificios con criterios de bioconstrucción

Eres parte del equipo que ha sacado adelante el Ecómetro, ¿podrías explicarnos qué es y en qué consiste?

El Ecómetro es una herramienta para evaluar edificios con criterios de bioconstrucción. Mientras que el resto de certificaciones se centran solo en la eficiencia energética, unos pocos también analizan el análisis de ciclo de vida, el Ecómetro, además de todo esto, va más allá y evalúa la salubridad de los materiales, la calidad e aire interior, el estudio geoambiental, los aspectos sociales, etc. Además, es gratuito y desarrollado en código abierto.

Como gran referente en España, ¿Cuál es tu valoración de implantación de la construcción sostenible en España comparado con otros países punteros?

Antes me gustaría aclarar una serie de términos. Lo que se denomina “construcción sostenible” es la construcción convencional que ha evolucionado hacia unos mayores requisitos en eficiencia energética y poco más. La bioconstrucción y la arquitectura regenerativa van mucho más allá.
España va retrasadas con respecto a otros países donde esta construcción sostenible y la bioconstrucción están más implantadas
De Europa vienen constantes recomendaciones para implementar medidas de ahorro y eficiencia, cada país hace lo que le va bien y este desarrollo no va parejo. Por ejemplo, estas medidas pueden avanzar si la población es consciente de ello y emprende rehabilitaciones para una mayor eficiencia, y es labor de los gobiernos explicarlo y que llegue a las personas.

Esta pandemia del coronavirus y sus consecuencias humanas, económicas y sociales, ¿crees que ayudará a consolidar la conciencia medioambiental y ecológica o podría ser un paso atrás?

No si la gente es consciente de que esto es un aviso, una alerta de que el camino que hemos seguido hasta ahora no es viable para la supervivencia de la humanidad. Espero que cuando esto acabe todo no siga igual y que el día después haga que nos replanteemos nuestra forma de actuar. No podemos seguir por el camino del consumo desaforado, de la globalización, de la injusticia. Además, ya estamos en una fase de no retorno, ahora hay que prepararse para una profunda adaptación en que las cosas no van a seguir igual, lo que el profesor de la universidad de Cumbria, Jem Bendell, denomina “Deep Adaptation” en su mapa para navegar por la tragedia climática (1).

Eres un profesional de la comunicación, por lo que seguro tienes una respuesta. ¿Por qué tiene tan poca visibilidad la gran cantidad de personas y empresas que están haciendo las cosas bien respecto al medioambiente?

Hay varios factores que se entremezclan entre si para llegar a la situación en la que estamos. El capitalismo, los mercados, las multinacionales y los gobiernos que sustentan este mecanismo han encontrado una forma muy eficaz para lograr sus objetivo, que no es otro que el de obtener beneficios económicos y poder. Este mecanismo mantiene a la población en un estado de letargo continuado en el que no son capaces de elegir, el libre albedrío ha desaparecido y el poseer bienes de consumo pacifica a la persona y lo mantiene en un falso estado de felicidad. En este punto tengo que alertar sobre el capitalismo verde, que tan en boga esta hoy en día. Tiene su peligro porque puedes creer que estas haciendo las cosas bien y no ser así.
Una forma eficaz de saber donde esta uno, respecto al compromiso con el medioambiente, es calcular tu huella ecológica. Si es más de un planeta estas engañándote a ti mismo.
Hoy más que nunca se trata de discernir, de bucear en tanta información y buscar lo autentico, de encontrar esa cooperativa que realmente están, a nivel local, trabajando una agricultura responsable y de cercanía, de eliminar los viajes en avión e ir en el coche uno solo…

En ClicKoala hemos preguntado a expertos universitarios sobre cuáles eran los sellos y certificaciones ecosociales con verdadero valor. Sin embargo, algunos de los más valorados son desconocidos por la ciudadanía. ¿Cuál crees que puede ser la razón?

¿Por la despreocupación? Es cierto lo que comentas. Todavía hay personas que piensan que el Ecolabel (la euromargarita) que otorga la Unión Europea ofrece productos responsables, éticos y saludables; incluso personas que consumen productos bio. No creo que sea por falta de información ya que los medios concienciados ofrecen estas valoraciones y comparativas. Quizás también sea por comodidad, por desidia, por desinformación…

En este aspecto, ¿podrías recomendarnos algunas de estas certificaciones que consideras que son confiables? Y, en el otro lado de la balanza, ¿alguna que sepas que no tiene un valor real?

Para los material de construcción se complica ya que no existen sistemas de control (consejo regulador en la alimentación). Es un sector que va por libre y hay que actuar analizando las Declaraciones Ambientales de Producto (DAP), analizando el ciclo de vida, lo que dicen los expertos, viendo las comparativas que se hacen medios de confianza y en muchos casos buscando lo “menos malo”.
En EcoHabitar, desde el principio, venimos trabajando en esta línea. Hemos realizado comparativas y estudios de aislamientos, de sistemas constructivos, de distintos materiales, cerramientos, de pinturas, de barnices… Sólo recomendamos empresas que consideramos que están dentro de una línea responsable y que cuidan lo que hacen. Es complicado, porque puede ser subjetivo, pero trabajamos en ofrecer la mejor posibilidad de elección.
Por otra parte el trabajo de los profesionales de la arquitectura ecológica es el de asesorar en materiales inocuos y biocompatibles.

Sobre certificados que trabajan el greewasing, parar mi el mas flagrante ya te lo he mencionado: el ecolabel.

Por último, ¿qué referente nos recomiendas entrevistar para poder compartir consejos sobre sostenibilidad y/o consumo responsable? ¿Qué pregunta le harías?

Para mi una de las personas que más a fondo conoce el consumo responsable es Toni Lodeiro. Un autentico crak. Mi pregunta para él sería: ¿Toni, podrías hablarnos sobre los peligros del capitalismo verde?

(1) Puedes ampliar esta información con este articulo aparecido en el último número de EcoHabitar escrito por Mónica Cuende  haciendo click AQUÍ 

 

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