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Beatriz Felipe Pérez es consultora independiente e investigadora asociada al Centro de Estudios de Derecho Ambiental de Tarragona (CEDAT) de la Universidad Rovira i Virgili (URV, Tarragona) en temas de migraciones climáticas, cambio climático, educación para la justicia global y cooperación internacional, entre otros. También es socia fundadora de CICrA Justicia Ambiental, una cooperativa de investigación crítica y aplicada. Beatriz es Doctora en Derecho por la Universidad Rovira i Virgili, con una tesis titulada “Migraciones climáticas: retos y propuestas desde el Derecho Internacional”. Premio Josep Miquel Prats a la mejor tesis doctoral en Derecho ambiental 2016 (modalidad 1). Licenciada en Ciencias Ambientales (Universidad de Granada), realizó un Máster en Derecho Ambiental y un Postgrado en Cooperación Internacional y Desarrollo en la URV. En 2019 publicó la monografía “Las migraciones climáticas ante el ordenamiento jurídico internacional” (Aranzadi, 2019). Colaboradora de la plataforma Migraciones Climáticas.

 

Las migraciones inducidas por los desastres y por los impactos climáticos

En las últimas semanas, el ciclón Eta ha causado cientos de miles de desplazamientos y más de 250 muertes en Centroamérica. En septiembre, los incendios asolaron el oeste de Estados Unidos y al menos medio millón de personas tuvieron que ser evacuadas. En mayo, el ciclón Amphan afectó gravemente a las comunidades costeras de India y Bangladesh y desplazó a muchísimas personas y en abril, cuando gran parte del planeta se encontraba en situación de confinamiento por la pandemia del COVID-19, el ciclón Harold afectó a diferentes pequeños Estados insulares en el Pacífico. En Vanuatu, en Fiji y en Tonga un gran porcentaje de las casas y otras infraestructuras sufrieron daños. Muchas personas afectadas fueron reubicadas en albergues temporales en los que mantener la distancia interpersonal resultaba complicado.

La evidencia científica cada vez arroja resultados más contundentes sobre cómo desastres como los señalados guardan relación con la crisis climática. De hecho, hasta los incendios, que se deben en su mayoría a la acción humana, se ven influenciados por el cambio climático, que afecta a su incidencia y dispersión, entre otros aspectos. Si bien la relación entre los ciclones e incendios y la movilidad humana es bastante clara y observable, otros impactos de degradación lenta, como la elevación del nivel del mar o la sequía también influyen en el sustento de los hogares, pues afectan a la alimentación y a la salud, por lo que también inciden, de manera normalmente más paulatina, en que muchas personas tengan que migrar.

¿Qué son las migraciones climáticas?

Se entiende que las migraciones climáticas son aquellas formas de movilidad humana en las que el traslado de una persona o grupos de personas se relaciona, directa o indirectamente, con los impactos del cambio climático. La mayoría ocurren dentro de los países o, a lo sumo, cruzando fronteras internacionales, pero predominantemente hacia países vecinos, y pueden ser temporales o permanentes. Todas son migraciones forzadas.
A pesar de que por lo general se sigue considerando como una realidad ajena o lejana, lo cierto es que las migraciones climáticas están ocurriendo hoy en día en varios rincones del planeta, desde Alaska hasta las islas de escasa elevación del Caribe, como en la región autónoma de Gunayala, en el océano Pacífico, como en Tuvalu, en el Corredor Seco en Centroamérica y en países como Ghana, Brasil, Bangladesh e India.

mapa de las migraciones climáticas

¿De cuántas personas estamos hablando?

En la actualidad, no tenemos cifras exactas de personas cuya movilidad haya sido inducida por los desastres y el cambio climático. No debemos creernos las predicciones alarmistas que señalan algunas organizaciones internacionales, pues no están basadas en evidencia científica y, además, no tienen en cuenta la complejidad de las migraciones climáticas.

Sin embargo, de acuerdo con el informe de 2020 del Centro para el Monitoreo del Desplazamiento Interno (IDMC, por sus siglas en inglés), en 2019 se contabilizaron 33,4 millones de nuevos desplazamientos internos y cabe señalar que 24,9 millones (el 75%) de estos nuevos desplazamientos, se debieron a desastres. Esta cifra, que no incluye la movilidad internacional ni la inducida por otros impactos del cambio climático, como la elevación del nivel del mar, indica la magnitud que están adquiriendo las migraciones climáticas. Si no se toman las medidas necesarias para mitigar los impactos climáticos, se espera que su influencia en la movilidad humana sea cada vez más relevante.

mapa de desastres climáticos

Una cuestión de justicia climática

La crisis climática es un fenómeno intrínsecamente injusto. El 50% más empobrecido de la población mundial ha generado tan solo el 7% de las emisiones acumuladas de gases de efecto invernadero, mientras que el 10% más rico de la población mundial ha generado el 52% de las emisiones de carbono acumuladas, consumiendo casi un tercio (31%) del presupuesto global de carbono tan solo durante esos 25 años.

Las regiones que menores emisiones históricas han generado son las más afectadas por los impactos de la emergencia climática que, además, aumenta las desigualdades, tanto entre países como entre personas. Debido a los roles de género tradicionalmente asignados, las mujeres y las niñas, por ejemplo, sufren sus consecuencias y viven las migraciones climáticas de manera diferenciada. Se ha demostrado que en tiempos de crisis, como la generada por la emergencia climática, aumenta la violencia de género, disminuyen las tasas de acceso a la educación e incluso aumentan los matrimonios infantiles.

A su vez, los Estados que más han contribuido a esta situación y otros responsables de la emergencia climática mundial, como las empresas, no están tomando las medidas necesarias. De hecho, las emisiones acumuladas de GEI de las 100 mayores empresas productoras de combustibles fósiles, conocidas como Carbon Majors, contribuyeron con el 52% de las emisiones globales de estos gases desde la Revolución Industrial y del 71% desde 1988. Las industrias tienen la intención de producir más del doble de combustibles fósiles para el año 2030 de lo que sería consistente con el objetivo del Acuerdo de París de limitar el aumento de la temperatura global 2°C.

mapa gasto energetico

La Unión Europea y sus empresas ante las migraciones climáticas

A pesar de los avances de los últimos años, uno de los grandes temas que continúan preocupando en relación con las migraciones climáticas es la protección jurídica de las personas afectadas ya que, en la actualidad, continúan sin estar suficientemente reconocidas ni contempladas por la normativa internacional, regional y nacional, especialmente cuando, en su traslado, cruzan fronteras internacionales. La Unión Europea ha reconocido la realidad de las migraciones climáticas en diversas ocasiones, sin embargo, su aproximación a esta realidad ha sido cautelosa y no ha desarrollado medidas para garantizar la protección de las personas afectadas.

Hasta el momento, las instituciones de la UE han sido bastante reacias a asumir un papel de liderazgo y, si bien sus aproximaciones comenzaron dirigiéndose al marco de la seguridad (se percibía a las migraciones climáticas como un riesgo para la seguridad de la región) y podría decirse que están evolucionando a las humanitarias y de desarrollo, ambas tienen los mismos objetivos: reforzar los controles migratorios y reducir los flujos migratorios hacia Europa.

Esto entra en contradicción con las responsabilidades históricas y presentes de la UE y de sus empresas, que, como hemos analizado en un informe recientemente publicado por Migraciones Climáticas y por ECODES, no se puede obviar. Los Carbon Majors de la UE han tardado en asumir compromisos climáticos y, cuando lo han hecho, por lo general no han establecido objetivos a corto plazo, no han contabilizado sus emisiones deslocalizadas y se han basado en tecnologías cuya eficacia todavía no ha sido aprobada. Estas empresas han invertido grandes esfuerzos en obstaculizar las políticas climáticas y, a menudo, están también involucradas en prácticas insostenibles que expulsan a muchas personas de sus hogares. En base a todo lo anterior, en el informe proponemos que la nueva directiva europea de debida diligencia empresarial en materia de derechos humanos y medio ambiente incluya referencias a la justicia climática, al Acuerdo de Paris y a las migraciones climáticas.

¿Qué podemos hacer?

Es muy importante que continuemos aprendiendo y visibilizando esta realidad que constituyen las migraciones climáticas, como ha hecho Clickoala mediante este artículo. Además, no debemos creer ni difundir la desinformación que hoy en día se comparte sobre las personas migrantes y migradas. Entre otras acciones, debemos realizar labores de incidencia y presionar a los poderes políticos para que actúen en base a intereses colectivos y solidarios, tanto en relación con el cambio climático como con las migraciones, cooperar y colaborar entre nosotras y nosotros para construir alternativas al sistema económico imperante,… Debemos hacerlo individual, pero sobre todo colectivamente, pues la crisis climática y sus consecuencias requieren grandes esfuerzos.

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