Brenda Chavez
Periodista especializada en sostenibilidad y cultura, está licenciada en periodismo y derecho, ha sido redactora jefe de Vogue y subdirectora de Cosmopolitan, es autora del libro de consumo responsable Tu consumo puede cambiar el mundo publicado en Ediciones Península (Planeta) y acaba de publicar Al borde de un ataque de compras (Debate). Es miembro del colectivo femenino de periodistas de investigación sobre consumo Carro de Combate, y colabora con El País, El Salto, entre otros medios, y presenta la sección de consumo sostenible en el programa de radio Carne Cruda, llamada Consuma Crudeza.
PREGUNTAS Y RESPUESTAS
Es imprescindible empezar la entrevista con ‘Al borde de un ataque de compras’, tu último libro. ¿Por qué lo escribiste y qué puede aportar a nuestros amigos koalas?
Quería acercar el consumo consciente, responsable o sostenible a todo tipo de públicos desde adolescentes a personas mayores, conciencias y no conciencias, que fuera cómodo, que se pudiese regalar y leer en un ratito, que se pueda transportar y llevarlo contigo si lo necesitan consultar, porque tiene el tamaño de un cuadernos de nota.
Con la emergencia climática que estamos viviendo y la brecha social, creo que mi obligación como periodista no es solo informar y denunciar estas cuestiones, sino también visibilidad las alternativas, porque las hay, en todos los sectores, están a nuestro alcance, y todos podemos contribuir a un cambio de modelo productivo, de economía y de planeta, a mejor.
Me parecía pertinente unificar criterios y simplificar en lo posible la labor de todos nosotros, consumidores y consumidoras, porque desde que publiqué Tu consumo puede cambiar el mundo hace más de dos años, me han invitado a participar en multitud de conferencias, ponencias, mesas redondas, debates, charlas (incluida una TEDTalk),etc,. También he hecho numerosas entrevistas en medios muy distintos. Y al establecer un diálogo sobre el consumo consciente (también llamado responsable, sostenible, crítico o transformador) con audiencias de diverso poder adquisitivo, ideología, religión, edades, nacionalidades, sexo, nivel de conocimiento, necesidades, así como con colectivos profesionales, civiles, empresariales, institucionales, etc., he podido constatar que existe una preocupación común, creciente, por conocer qué hay detrás de lo que se consume habitualmente, y qué alternativas existen con menos impactos negativos.
En todas estas experiencias, he ido viendo cuestiones que se repetían, y me llevaron a reflexionar sobre la necesidad de contar con unas pautas sencillas que faciliten la toma de decisiones. Al final han salido 73 claves, pero no ha sido premeditado, juntas, establecen filtros y líneas de acción con las que decantarnos por artículos o elecciones que influyan de forma virtuosa en nuestras vidas, en el planeta, en los seres que lo habitan y en la economía actual.
Nos ha parecido muy acertada la óptica en la que te alejas de culpabilizar al ciudadano por el hecho de hacer lo que le han empujado a hacer, consumir. Le ofreces consejos para pasar al consumo consciente. ¿Crees que tardará mucho tiempo en consolidarse este cambio?
Es interesante saber que entre el 60 y el 80 % de la huella ecológica proviene del consumo de los hogares. Cambiar nuestros hábitos tiene un efecto drástico en nuestra huella medioambiental, pero, cuidado, las cuartas quintas partes de esos impactos no son directamente atribuibles a los consumidores sino secundarios, es decir, derivados de las diferentes industrias que fabrican nuestros bienes y productos, sus sistemas productivos los crean. Por eso es importante saber qué estamos fomentando con nuestro dinero y nuestro consumo.
Lo importante es intentar ser parte de la solución, no del problema. Como ciudadanos votamos sólo cada cuatro años, bueno últimamente más…pero sin embargo como consumidores tenemos más poder e influencia de lo que pensamos porque, a diario, con cada acto de consumo también estamos votando a empresas que igual no se merecen y luego incluso pueden estar haciendo lobby encontrar del la ciudadanía, contra el juego demorácraticos, para su lucro y beneficio particular.
Deberíamos de estar más atentos a estas cuestiones, que a las infinitas opciones de consumo que nos intentan vender, la mayoría innecesarias, de mala calidad, y manchadas de abusos y tragedias.
De los 73 consejos que ofreces en tu libro. ¿Cuáles serían los prioritarios que deberíamos empezar a poner en práctica lo antes posibles?
-Consumir menos y mejor.
-Preguntar e informarnos.
-Y apoyar con nuestro consumo modelos productivos sostenibles y alternativas de consumo que se recogen en el libro de forma clara y sencilla, que están al alcance de todos nosotros y que no tiene por qué salirnos más caras.
¿Vivir en una sociedad en la que inventan días para comprar más es incompatible con una consciencia de que se debe consumir de otra forma?
En las últimas cuatro décadas, precisamente de esplendor de la economía neoliberal, se ha cuadruplicado la producción y el consumo, hasta niveles suicidas. Anualmente, tal y como apunta Global Footprint Network, demandamos 1,7 tierras en recursos naturales, es decir, consumimos y producimos por encima de la capacidad terrestre para renovarse. En 2030, según WWF, serán dos tierras, y en 2050 casi tres… No es de extrañar que La producción y el consumo responsable sean el punto duodécimo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la agenda de 17 metas de Naciones Unidas para alcanzar esa prosperidad global en 2030. Algo fundamenta,l tal y como estamos, tenemos que cambiar nuestra manera de consumir y producir, y es algo que podemos practicar ya individualmente, poco a poco, sin sacrificios ,ni fanatismo, el libro muestra cómo.
En tu proceso personal y profesional tú misma confiesas que has pasado de ser una consumidora convencional a una consciente o responsable. Sin embargo, no todos pueden seguir tus años de investigación y formación para lograr este cambio interno. ¿Cómo se puede lograr una sociedad más responsable con el consumo?
Al final del libro cuento como me he ido organizando (y aún sigo evolucionando), aunque no creo que sea un ejemplo de nada, pero mi experiencia personal puede desdramatizar y desprejuiciar este proceso de consumir conscientemente que muchos tildan de imposible, pero es más fácil de lo que pensamos.
Lo practico en la moda, en la alimentación, en la cosmética, en el transporte, en la banca, en la energía, en los seguros, en el hogar, en la salud, con la tecnología, en todo lo que puedo y donde sé que hay alternativas más sostenibles, bueno, hasta con mi gata. Pero que nadie piense que vivo obsesionada con esto, o que sólo me dedico a esto, llevo una vida tan normal y ajetreada como la de cualquiera, con un presupuesto como casi todo el mundo, al que me tengo que atener.
El consumo no me interesa tanto, hay cosas en la vida infinitamente más importantes que consumir. Pero si lo hacemos, que el consumo nos nos consuma, ni consuma el mundo con todo lo que contiene porque el consumo vertebra nuestra sociedad, vivimos, en una sociedad que llamamos “de consumo”, y somos parte de un engranaje fundamental. Con cada compra emitimos un voto de confianza, apoyamos con nuestro dinero una cadena de producción y de consumo que igual está cometiendo abusos sociales, medioambientales, culturales, políticos o económicos, que podemos estar apoyando, en contra de nuestros valores sin saberlo.
Por el contrario el consumo puede ser transformador social y medioambientalmente, y una palanca de cambio, si invertimos nuestro dinero en servicios y bienes sostenibles, que respeten los recursos del planeta, a las personas que los elaboran, a los demás seres vivos, y promuevan una economía donde el bienestar y el desarrollo sostenible estén el centro, no exclusivamente el lucro, como ocurre con muchísimas empresas y con la economía actual que está depredando el planeta.
Si apoyamos las malas prácticas estas se cronificarán, si por el contrario fomentamos un consumo con impactos positivos, estamos construyendo otra realidad, otra economía y otro mundo, algo que están reclamando mucha gente ya porque nos va la vida y el planeta en ello. Y eso se puede practicar desde las empresas, las instituciones, las administraciones porque todos consumimos.
La información y la accesibilidad de la misma es vital para poder realizar un consumo consciente, sostenible, responsable y transformador
Tú mejor que nadie sabes de las dificultades económicas por las que pasan los medios de comunicación. ¿Qué tipo de libertad pueden tener los profesionales de los medios para exponer la necesidad de consumir menos cuando se vive de la publicidad de las empresas?
Es difícil hacer periodismo independiente en este contexto, pero se puede, hay profesionales que así lo hacemos. El foco tiene que estar en lo que la ciudadanía necesitar saber para poder vivir con calidad de vida en este planeta, por salud, etc. Y ser críticos con las empresas, administraciones, etc., si no lo están haciendo bien, o pueden mejorar. Además, desde mi punto de vista con los abusos de derechos humanos no caben las equidistancia informativas, los periodistas debemos de denunciarlos y visibilizarlos.
El concepto de tu anterior libro Tu consumo puede cambiar el mundo, encaja perfectamente con la filosofía de Clickoala: damos visibilidad a otra forma de consumir, más sostenible y ético. ¿Crees que el ciudadano necesita facilidades para dar este paso hacia la sostenibilidad?
Por supuesto, la información y la accesibilidad de la misma es vital para poder realizar un consumo consciente, sostenible, responsable y transformador. Consumir se ha vuelto un acto cada vez más complejo de practicar conscientemente, es decir, teniendo en cuenta no sólo su calidad y el precio, sino también sus implicaciones sociales y medioambientales. Pero como votar, no deja de ser una decisión política con la que cada día perfilamos nuestra realidad e implica intereses de todo tipo que podemos estar apoyando, sin saberlo, en contra de nuestros propios valores.
Entra en este juego. Tienes un minuto toda la atención de todos los españoles. ¿Qué dirías para acercarles a tu visión del consumo sostenible?
Me valen unos segundos…Con nuestro consumo podemos influir de forma positiva en el planeta y en la vida de todos los que lo habitamos, apoyando con él alternativas sostenibles.
Para ir finalizando te queremos hacer la pregunta que te lanzaba Celia Ojeda, de Greenpeace, en la entrevista que concedió a ClicKoala: ¿Crees que los Fridays for Future podrían cambiar el consumo a un des-consumo?
Creo que es maravilloso que las nuevas generaciones exijan que les leguemos un planeta digno, y que dice mucho del momento actual en que vivimos que una niña de 16 años, en el espectro del autismo, tenga más visión que muchos líderes políticos mundiales que supuestamente no están autistas, pero que se comportan como tales cerrando los ojos, o haciendo que hacen, ante la emergencia climática.
De hecho el libro es un herramienta para ellos, y para cualquier interesado en ello. Es muy útil, práctico, para todas las edades y públicos, se lee en unas horas, para ayudar a consumir sosteniblemente. Sus 73 claves son unas pautas sencillas que tener presentes en el camino hacia fórmulas de consumo más sostenibles. Facilitan la toma de decisiones y simplifican nuestra labor como consumidores y consumidoras sin sermonear, ni culpabilizar. Y desarrollan en pocos párrafos unas reflexiones ilustrativas y consejos prácticos sobre alternativas concretas que están a nuestro alcance, además desmonta mitos y narrativas para desprogramarnos lógicas de mercado que tenemos totalmente incorporadas y que nos influyen al elegir sin que apenas nos demos cuenta.
¿Qué referente nos recomiendas entrevistar para poder compartir consejos sobre consumo responsable? ¿Qué pregunta le harías?
A Charo Morán, coordinadora estatal de consumo de Ecologistas en Acción, le preguntaría: ¿cómo puede el consumo contribuir a la transformación socioambiental?