Acaba de comenzar el mes con más Semanas de la Moda, septiembre. Es en este mes cuando las principales casas de lujo del mundo presentan sus colecciones, que saldrán a la venta en seis meses, para la próxima primavera. Así mismo, entre febrero y marzo se presentarán las colecciones de otoño/invierno para la temporada siguiente.
Madrid se ha salido del “calendario oficial” y organizó sus desfiles en julio. Pero la Semana de la Moda de Nueva York empieza hoy mismo (6 de septiembre), seguidas de Londres, Milán y por último París.
Sin embargo, últimamente se han incluido nuevos desfiles durante el año, que pueden ser en cualquier época. Y el “see now, buy now”, que refleja el deseo de los consumidores de tener al momento lo que ven en la pasarela, ha llevado a que muchas de las prendas que se presentan en los desfiles se puedan comprar inmediatamente después y sin esperar 6 meses. Las nuevas tecnologías están siendo un buen aliado para este tipo de consumo más inmediato.
Fast Fashion
En los últimos 15 años las cosas han cambiado muchísimo en el mundo de la moda. Como hemos avanzado, las temporadas ya no se reducen a 4, sino que puede haber hasta lanzamientos semanales. Lo que ha hecho que la producción mundial de ropa se haya duplicado para satisfacer la demanda. Es una corriente continua de nuevos productos en el mercado, bautizada como “Fast Fashion”. El término ha llegado a significar ropa barata, accesible y a la moda, obtenida a través de cadenas de producción mundiales y vendida a través de las cadenas que todos conocemos.
La llamada moda rápida ha introducido la cultura del descarte en el negocio de la ropa: dejando un rastro de desechos, con artículos tan baratos que se han convertido en compras de un solo uso.
Más de la mitad de los artículos de moda rápida son desechados en menos de un año, afirman los consultores de McKinsey.
Consecuencias
Según un informe del año 2015 de la iniciativa “Fibras Circulares” de la Fundación Ellen MacArthur para construir una economía circular para los textiles, las emisiones de gases de efecto invernadero de toda la producción textil mundial significaron el equivalente a 1.200 millones de toneladas de CO2. Esto es más que las emisiones de todos los vuelos internacionales y envíos marítimos combinados.
La industria de la moda es la segunda industria más contaminante, después de la del petróleo.
Cada año más ropa termina en basureros, más químicos en los mares y más difícil es su reciclaje. Sin ir más lejos, menos del 1% del material utilizado para producir ropa a nivel mundial se recicla en ropa nueva, y sólo el 12% se recicla en otros productos como aislamiento o relleno de colchones.
Se utilizan al menos 8.000 productos químicos para convertir las materias primas en textiles y el 25% de los pesticidas del mundo se utilizan para cultivar algodón no orgánico. Esto causa un daño irreversible a las personas y al medio ambiente
La preocupación es creciente ya que las microfibras de los tejidos sintéticos están contaminando las aguas de la tierra a través del proceso de lavado. Las microfibras son pequeños hilos que se desprenden de la tela. Los sistemas de filtración de las plantas de tratamiento de aguas residuales no pueden capturarlas porque son demasiado pequeñas y terminan ingresando a nuestros sistemas de agua natural y, como resultado, contaminan nuestra cadena alimentaria. Un estudio encontró que el 34% de los microplásticos encontrados en los océanos provienen de la industria textil y de la confección y la mayoría de ellos estaban hechos de poliéster, polietileno, acrílico y elastano.
La industria de la moda actual también saca a relucir su lado más oscuro en lo social, referido esencialmente a los derechos laborales.
La industria de la moda se beneficia de las desigualdades raciales, de clase y de género. Estas desigualdades y presiones de las marcas y minoristas en forma de precios bajos y plazos de entrega cortos contribuyen a la explotación de las condiciones de trabajo y los bajos salarios. Si bien la mayoría de la moda y los textiles se producen en Asia, América Central, Turquía, África del Norte, el Caribe y México, todavía hay producción en toda Europa donde también se encuentran condiciones de explotación de trabajo
Está economía explosiva de extracción, consumo, desperdicio y abuso laboral continuo se traduce en un sistema insostenible.
Slow fashion
La industria de la moda tiene una clara oportunidad de actuar de manera diferente, sin dejar de buscar ganancias y crecimiento, pero al tiempo que crea un nuevo valor y una riqueza más profunda para la sociedad y, por lo tanto, para la economía mundial.
La moda lenta puede verse como un enfoque alternativo contra la moda rápida, basada en los principios del movimiento del “slow food”.
Es un concepto de moda que refleja una perspectiva, que respeta las condiciones de vida humana, la diversidad biológica, cultural y los escasos recursos mundiales y crea productos únicos y personalizados. A menudo consiste en productos duraderos, técnicas de producción tradicionales o conceptos de diseño que no requieren temporada
El objetivo de la moda sostenible es crear ecosistemas y comunidades florecientes a través de su actividad. ¿Cómo?:
- Aumentando el valor de la producción y los productos locales
- Prolongando el ciclo de vida de los materiales
- Aumentando el valor de las prendas atemporales
- Reduciendo la cantidad de desperdicio
- Reducir el daño al medio ambiente creado como resultado de la producción y el consumo.
- Educar a las personas para que practiquen un consumo ecológico
La moda lenta significa para los trabajadores de la industria textil en los países en desarrollo, salarios más altos. Y para los usuarios finales, significa que los productos están diseñados y fabricados con mayor cuidado y productos de alta calidad.
Desde un punto de vista ambiental, significa que hay menos ropa y desechos industriales que se retiran del uso siguiendo tendencias transitorias de manera lenta.
La Moda Sostenible está en auge y contamos en España con importantes referentes.
- La directora del Centro de Información Textil y de la Confección [CITYC] Marta Castells, afirmaba en Expansión que “una parte fundamental del crecimiento del sector pasará necesariamente por la adopción de la economía circular por parte de las empresas, permitiendo afrontar retos como la demanda creciente de recursos y materias primas, la gestión del impacto medioambiental y la necesidad de un uso inteligente de los recursos, garantizando la rentabilidad y la sostenibilidad a largo plazo”.
- En 2011, Gema Gómez fundaba la plataforma de Moda Sostenible “Slow Fashion Next”, que da formación a profesionales del sector textil en temas de sostenibilidad, negocio, y economía circular aplicada a la moda, y para dar visibilidad a las marcas que siguen criterios sociales y medio ambientales.
Gema explicaba a El Diario.es que “Todavía no es rentable económicamente dedicarse a esto (…) Los tejidos son mucho más caros, como el algodón orgánico -para el que no se usan pesticidas, se deja crecer bien la planta y cuando se extrae el algodón no se rompe la planta para que pueda volver a crecer”
Por ello es difícil para estas marcas de slow fashion competir contra los grandes del retail. Aunque a través de estudios independientes se ha logrado presionar a estas grandes empresas a poco a poco incluir en sus agendas el modelo de economía circular.
En un lado más positivo Gema comentaba a Diario Responsable, que “el aumento de la conciencia en los últimos años ha sido brutal, por desgracia especialmente con el desastre del Rana Plaza, en Bangladés, que dejó sepultados a cientos de trabajadores textiles y que generó el movimiento Fashion Revolution. Otro síntoma relevante que muestra el aumento del interés es que desde hace dos años este tema ha entrado en revistas importantes de economía/negocio y moda”
- Otro importante apoyo para la Slow Fashion en España es la Asociación de Moda Sostenible de España (AMSE) . Esta organización se creó en 2015, está creciendo muy rápido y ya es un referente. “Ofrecemos acompañamiento a todas las marcas de moda sostenible asociadas, información sobre proveedores, etiquetas, marketing, apoyo jurídico, desfiles, así como la creación de sinergias entre los asociados” comentaba a Clickoala su Presidenta Marina López.
- Ya os hablamos en un post anterior de los referentes a seguir para estar al día de todo lo que se refiere al movimiento Slow Fashion, son los Influencers de Slow Fashion. Las redes de Twitter interesadas en el mundo de la moda sostenible les reservan este estatus.
Controversia con la Slow Fashion
Este movimiento no está exento de controversia por la huella de carbono que puede tener el algodón orgánico, la producción de fibra de bambú o el cáñamo.
Frente a todas estas opciones, los impactos que genera la producción de nuevos materiales hace que los materiales reciclados, reaprovechados o procedentes de excedentes sean probablemente la opción más sostenible, ya que esta materia prima no requiere de agricultura y ni de fabricación para su producción.
Por otro lado, quieren recalcar que no se está yendo en contra de las personas con menos ingresos para que no compren ropa barata. Sino que lo que se intenta trasmitir es que el coste debe reflejar el costo real del salario mínimo, de condiciones de trabajo decentes y de cultivar cosas sin pesticidas. Tiene que ser sostenible de arriba abajo.
La tendencia apunta a la Slow Fashion
Lamentablemente aun hoy no hay una reacción global y perceptiva del consumidor contra la moda rápida.
Los consumidores están aún más interesados en el precio y el estilo de la ropa que en dónde y cómo se ha hecho.
Pero ese cambio está llegando. Todos los líderes empresariales en la industria de la moda saben que la ropa tendrá el mismo nivel de cuestionamiento y desafío que los artículos de plástico de un solo uso, los vasos de café para llevar, la deforestación o el consumo desmedido de carne.
“La tendencia está cambiando y será más pronto que tarde”, según afirma el instituto de investigación Mintel. En 2018, un tercio de los consumidores compraron ropa una vez al mes, frente al 37% en 2016, mientras que los que compraron cada dos o tres meses o menos aumentaron del 64% al 67%.
Según Mintel, la mitad de los consumidores dicen que prefieren comprar ropa de compañías que intentan reducir su impacto en el medio ambiente, y eso aumenta al 60% entre los menores de 24 años. Este dato es uno de los grandes alicientes para que cada vez haya más empresas acogiéndose a la Slow Fashion.
La comunicación es la base de todo – sólo es esto o falta algo??-
La moda en España, tanto en su producción como en su consumo, está muy vinculada a la ropa de consumo rápido. Los consumidores se harán más conscientes y elegirán mejor sus prendas cuando conozcan más y mejor sobre lo que están adquiriendo.
Las certificaciones internacionales es otro activo importante que apoya este movimiento Slow Fashion. Sirven para verificar que no se daña el medio ambiente y asegurar que el sistema de producción ha sido ético. Entre otras cosas, suman a esa labor de comunicación e instrucción sobre lo que es realmente sostenible y sobre lo que no.
Por eso en ClicKoala incluimos sólo prendas que llevan ciertos certificados que los expertos nos han ido asegurando son más serios y cumplen con lo que afirman.
Consejos para ser más sostenibles a la hora de vestir
Los activistas ambientales aconsejan:
- Se debería elegir ropa de calidad
- Hay que hacerla durar el mayor tiempo posible aprendiendo a repararla o modificarla
- Optar por comprar ropa de segunda mano o vintage
- Considerar alquilar trajes en lugar de comprar, y lavar las prendas con menos frecuencia a temperaturas más bajas en una máquina llena puede ayudar
Y tú ¿te ves siguiendo estos consejos de moda sostenible?