No debería ser necesario que llegase el 17 de junio, que es la fecha elegida por la ONU para celebrar el Día Mundial de la Desertificación y la Sequía, para que se analice las causas de la desertificación. Estamos hablando, sin duda, de una de las situaciones más dramáticas por las que está padeciendo el planeta. Y no aparece en los grandes medios, por lo que pasa casi desapercibido. Tan solo cuando llega la falta de agua y la sequía veraniega se vuelve a hablar del tema.
Pero antes de explicar las causas de la desertificación es conveniente hacer un pequeño resumen de la grave situación de la desertificación y la sequía en nuestro planeta. Además, no hay que olvidar la importancia que tiene la salud de la tierra y de los ecosistemas que viven en ellos para lograr una biodiversidad que nos proteja de enfermedades contagiosas como el covid-19.
La desertificación en datos
En la actualidad existen más de 2.000 millones de hectáreas de tierras que habían sido productivas y que hoy no lo son por su estado de degradación. Lo curioso de este dato es que si se continúa con las previsiones de crecimiento de la población de aumentar 1.000 millones de personas más para el año 2030, la producción de alimentos para poder cubrir las necesidades de la población mundial requerirán 300 millones de hectáreas de tierra productivas. Esta es otra de las grandes razones por las que la desertificación es un problema estratégico.
Se calcula que para el año 2025, haya un total de 1800 millones de personas que vivan con una ausencia casi total de agua. Pero a esta dato escalofriante, le podemos sumar que para ese año habrá dos terceras partes de la población mundial que no tendrán recursos hídricos suficientes.
Hay zonas en el mundo que tradicionalmente han vivido en zonas con territorios áridos y con difícil acceso al agua. El cambio climático no ha hecho más que empeorar su situación, pero el futuro aún será más oscuro. Para el año 2045 se calcula que habrá 135 millones de personas desplazadas de zonas en las que no se podrá vivir debido a la desertificación.
Este proceso de pérdida de terreno fértil y sequía es muy preocupante en África. Un ejemplo de ello es que se calcula que desde los años 60 a la actualidad se haya reducido el volumen de agua del lago Chad más de un 90% de su capacidad. Esto es debido al cambio climático, pero también a actividades directas como el riego no regulado y el crecimiento de la población en esa zona.
Las causas de la desertificación
En términos generales, podemos decir que la causa de la desertificación es la desaparición de la cubierta vegetal que mantiene la capa fértil del suelo. Cuando esta desaparece, el suelo deja de ser fértil y el suelo se degrada. Pero esta desaparición está provocada por algunos aspectos que son el quid de la cuestión.
Un problema tan complejo como la sequía y la desertificación no se puede achacar a unos pocos motivos. La realidad es que el principal desencadenante es el ser humano. Mejor dicho no son las personas, sino las actividades humanas y su inquisitivo modo de vivir, de exprimir los recursos . Son estas actividades humanas a su vez las que han precipitado la intensidad del cambio climático, que es el otro gran agente modificador del suelo y que provoca la desertificación.
Pero estas dos causas de la desertificación podríamos definirlas como globales, ya que existen otras más concretas que podrían ser atacadas y modificadas con actuaciones decididas. En este ámbito más específico, las principales causas de la desertificación serían:
- La tala de árboles y arbustos. Se realizan de forma masiva por su valor maderero, uso como combustible o para aumentar las tierras cultivable.
- El sobrepastoreo, o excesiva carga ganadera, que evita que se puedan regenerar las plantas al ritmo que son consumidas por los animales. Además, las pisadas de animales de tanto peso suelen destruir la capa superior del suelo.
- La agricultura intensiva, agota los nutrientes del suelo agotándolo y haciéndolo más vulnerable a los factores climáticos.
- Los incendios provocan la degradación del suelo y elimina la vegetación viva. De forma natural podría regenerarse, pero sabemos que se cambian el uso del suelo en muchas ocasiones.
Por supuesto, el aumento de las temperaturas junto la pérdida de precipitaciones en zonas áridas son el toque final en una combinación de factores que deberían poner en alerta a la sociedad. África es la principal víctima de este proceso hoy, pero España no tardará en sufrir sus gravísimas consecuencias.