Estamos inmersos, queramos o no, en un reto mayúsculo: conseguir un desarrollo sostenible y respetuoso con el planeta. El cambio climático y las consecuencias de las actividades humanas han provocado un escenario preocupante para mantener una vida saludable para todos. En este contexto, cada vez está adquiriendo una mayor relevancia el consumo consciente de la sociedad.
El ciudadano ya no se conforma con comprar productos o contratar servicios de una forma aislada. Son conscientes que sus acciones están conectadas y relacionadas con la salud del planeta. No se trata de una cuestión baladí. Es un cambio fundamental la aparición de este aspecto autocrítico en el consumo. Se pregunta, se plantea, quiere saber.
- Se pregunta si realmente lo necesita.
- Se plantea si la empresa es respetuosa con el planeta y los derechos de los trabajadores.
- Quiere saber cómo se garantiza que las características ecosociales de ese producto o servicio, son ciertas.
¿Qué es el consumo consciente?
En el consumo consciente la persona elige una opción determinada basándose en más criterios que no únicamente el económico. El consumidor consciente valora el impacto que tiene el producto o servicio en el medioambiente y en las personas.
El consumo consciente también tiene en cuenta la verdadera necesidad de comprar algo. No encuentra sentido al hecho de comprar como si fuera una actividad más de ocio, ya que conoce las implicaciones medioambientales que tiene comprar.
Todo ello es producto de una continua evolución de la conciencia colectiva sobre el poder del consumidor. En muchas ocasiones, son los propios consumidores quienes empujan a las empresas a dar pasos hacia la sostenibilidad. En el caso de algunas empresas, muchas de ellas multinacionales, hacen este cambio hacia la sostenibilidad a regañadientes. Sin embargo, cada vez hay más empresas que son protagonistas de este cambio y van de la mano de los consumidores conscientes adaptando su forma de producir a las necesidades medioambientales.
El consumo consciente podría definirse como un cajón de sastre en el que tiene cabida varios conceptos relacionados y que convergen en una forma alternativa de vida más respetuosa con el planeta y las personas. Entre otras características, tiene estas 3 claves fundamentales:
- Compromiso ético: los valores sociales y medioambientales se convierten en poderosos criterios a la hora de consumir. Se empieza a valorar las implicaciones que tiene la compra de un producto sostenible comparado con uno ordinario. También incluye una importante carga moral respecto a las condiciones laborales de los trabajadores de ese producto. Por eso, suele estar relacionado con el Comercio Justo.
- Menos es más: en este aspecto no únicamente estamos hablando de comprar o consumir menos, sino también de abrazar una forma de vida más simple y sencilla. Recuperar los valores clásicos que conforman una vida plena, sin tanto estrés y ligado al movimiento internacional slow. Un concepto de la vida en la que la felicidad no está ligada al éxito profesional o económico de las personas, ni en adquirir productos ni servicios. Una alternativa al consumismo que nos ha dominado las últimas décadas.
- Conocimiento e implicación: el consumo consciente solo es posible si se conoce bien lo que se va a comprar. En un contexto en el que el greenwashing está a la orden del día, saber, en la medida de lo posible y sin que se convierta en un escollo, tener herramientas para discernir los productos y servicios que encajan con tus valores ecosociales, de los que son una mera estrategia de marketing se antoja como vital. Por otra parte, en este concepto más global en el que se está apostando por otra forma de entender el consumismo y las prioridades, la aceptación de ciertos aspectos puede llevar a un cambio en la forma de afrontar la vida: más sencilla, en comunidad y empática.
Consumidor consciente: ejemplos cotidianos
Si has llegado hasta aquí, puede que te hayas sentido abrumado por ideas y conceptos abstractos. Y como sabemos, el ser humano se maneja mejor con lo concreto. Así que os proponemos algunos ejemplos del consumidor consciente:
- Compra en comercios de cercanía. Conoce el impacto medioambiental del transporte de mercancías. Es una forma de apoyar a los productores locales y evita el impacto económico y medioambiental del transporte.
- Utiliza correctamente los diferentes contenedores de reciclaje. En esta concienciación respecto a la sostenibilidad, tiene vinculación con la responsabilidad de depositar correctamente los residuos en los contenedores de colores correspondientes. De esa forma, facilita la ansiada Economía Circular.
- Repara si es posible. Siempre que sea posible, se preferirá reparar a comprar algo nuevo. De esa manera, se evitará potenciar el gasto energético y contaminante que conlleva un producto nuevo.
- Optimiza el gasto energético. Acondicionará su domicilio para disminuir el gasto energético en la calefacción o refrigeración. También elegirá los electrodomésticos con mejor eficiencia energética.
- Elige energía renovable. Cada vez hay más opciones para poder elegir proveedores de energía renovables.
- Usa el transporte público. Se priorizará caminar o usar bicicleta en trayectos cortos. Mientras que para trayectos más largos se utilizará el transporte público.
- Cambia hábitos diarios. Ducha antes de baño. Cerrar la llave del agua mientras se cepilla los dientes o se lava las manos. Lavar los platos de forma sostenible con un seno de agua caliente dónde enjabonar y otro con agua fría dónde aclarar. Usar bolsas reutilizables. Y un largo etcétera.
- Compra solo si es necesario. Comprar no aporta felicidad o satisfacción. Comprar únicamente lo necesario es un paso fundamental en el consumo consciente. Haz una prueba: ¿cuántas prendas de ropa tienes en tu armario que no te has puesto nunca o solo te lo has puesto una vez? ¿Era necesario comprar esta prenda?
- Prioriza productos con etiquetas ecosociales. Elegir los productos y servicios de empresas comprometidas con la sostenibilidad y el derecho de los trabajadores es una actitud. Y esto se garantiza con la recomendación de los que más saben: expertos en sostenibilidad.
En este repaso de los ejemplos de consumo consciente son una demostración de la transversalidad de este concepto. Va más allá de la compra de productos o consumo de servicios. Es una forma más simple de afrontar la vida en la que la felicidad está en otros aspectos diferentes del consumismo.