Ya no hay marcha atrás ni tiempo para perder. Y aunque de forma mucho más lenta de lo deseable, parece que los países abordan los graves problemas medioambientales de forma directa. Un ejemplo de ello fue el pasado mes de marzo en Kenia, dónde el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) puso su foco de atención en la urgente necesidad de frenar el exceso de basura, especialmente los microplásticos. Y lo más importante, llegaron a un acuerdo para poner una fecha límite para los plásticos de un solo uso: el año 2030.
Tras cinco días intensos de reuniones, los más de 170 países miembros del máximo órgano en la toma de decisiones ambientales, realizaron una declaración final en la que además de poner este año como fecha límite, se acordó que los países trabajarán para restablecer el grave daño causado en los ecosistemas de todo el planeta.
Este impacto mediobiental es crítico en nuestras costas. Según un reciente estudio de Greenpeace, entre un 21% y un 45% de los microplásticos están en el Mar Mediterráneo. Es de tal calibre su incidencia que más de un 95% de sus residuos son plásticos.
Pero no todo fue positivo, ya que este acuerdo apenas abarca a los plásticos de un solo uno, como cubertería, botellas de bebidas, envases, etc… Sin embargo, no acata la globalidad de los plásticos.
Hay que tener en cuenta que este tipo objetos de un solo uso representan el 43% del total de residuos de las playas de Europa. En este contexto, en la Unión Europea ya se acordó anteriormente una nueva directiva para la reducción de este tipo de plásticos de un solo uso en los próximos dos años.
Las empresas son la clave
Para poder hacer realidad este acuerdo de paliar los microplásticos, los Estados tendrán que ponerse de acuerdo con las empresas privadas. Las compañías son las principales causantes de esta crisis medioambiental. Pongamos algunos ejemplos concretos para ver la importancia que tiene involucrar a las empresas y compañías en este cambio de producción:
- Coca-Cola consume 3 millones de toneladas de envases de plástico por año.
- Nestlé: 1’7 millones de toneladas
- Colgate: 287.000 toneladas
- Unilever: 610.000 toneladas
Hay un total de 150 compañías que se han comprometido a reducir el uso indiscriminado de plásticos, que como hemos visto se traduce en microplásticos.
Y mientras tanto, los ciudadanos siguen dando ejemplo. Se convierten en el auténtico motor del cambio y el reciclaje es un claro ejemplo. No hace falta ser un magnate para hacer un cambio significativo. Sólo es cuestión de voluntad y decisión. Como el caso de este niño de Estados Unidos que con sólo 9 años ya ha creado su propia empresa de reciclaje.
Cambios insuficientes
Otro de los aspectos más críticos que puso en evidencia el máximo organismo para el medioambiente de la ONU es que los Estados no están realizando los esfuerzos necesarios para llevar a la realidad los tratados ambientales internaciones que se firmaron en anteriores Asambleas.
El informe Perspectivas del Medio Ambiente de la PNUMA refleja un frustrante panorama actual y un aterrador futuro. Mientras que hay países que están acometiendo esfuerzos para mejorar la situación general del medio ambiente, estas acciones se topan con el actual modelo de producción y consumo insostenibles que agrava cada año el cambio climático. Como se puede ver en la imagen de El País, la perspectiva es crítica.
Uno de los elementos más graves en este empeoramiento sistemático es la calidad del aire. La contaminación del aire ocasiona entre 6 y 7 millones de muertes al año. En el año 2016. Un 95% de la población del planeta vivía en zonas con unos niveles excesivos de exposición a partículas finas.
Otras de las consecuencias directas de esta crítica contaminación del aire es el cambio climático. Un ejemplo de ello es que en la última década se han producido 8 de los 10 veranos más cálidos de la historia. En definitiva, el informe del PNUMA no deja lugar a dudas: los Estados deben reaccionar inmediatamente antes de que la degradación del planeta no tenga vuelta atrás.