Si quieres a alguien, debes querer al planeta. Es un axioma incontestable, pero que a veces nos olvidamos con nuestras prisas autoimpuestas y nuestras prioridades desordenadas. Solo cuidando el planeta y manteniendo sus condiciones habitables podremos amar a alguien.
Disculpad si esto parece que sea el enésimo ejemplo de autoayuda. No tiene nada que ver. El objetivo es, como mucho, dar a entender el contexto en el que nos movemos con las consecuencias del cambio climático y dentro del cuál es fácil perder cierta perspectiva. Sin un planeta sano, no habrá vida posible. Simple. Punto y final.
Hoy es 14 de febrero, día de San Valentín. Una fecha especial para muchos y una excusa de consumo para otros. Pero casi todos estamos de acuerdo en algo: es un día en el que se nos facilita expresar el amor. Un sentimiento que suele pasar más desapercibido el resto del año.
No obstante, San Valentín es una excusa perfecta para recordarnos que cuidando el planeta, estamos cuidando a nuestros seres queridos: Personas, animales y plantas. Por que todos estamos en el mismo barco.
El planeta: un amor traicionado
Somos afortunados. Vivimos en un planeta maravilloso. Pero cuyas condiciones actuales son producto de un débil equilibrio que nosotros, los seres humanos, hemos acelerado su alteración mediante el cambio climático. Un hecho incuestionable y del que la mayoría conocemos sus detalles.
Los seres humanos tienen en su mano desacelerar la curva de la crisis climática. Para ello hay que ponerse manos a las obras. Desde la globalidad a la individualidad. Desde los gobiernos y los organismos internacionales a las empresas y los ciudadanos. Todos tenemos un papel protagonista que debemos asumir con responsabilidad pero sin un exceso de estrés.
Las medidas que podemos asumir los ciudadanos en nuestra vida cotidiana, eso sí, debe estar apuntalada por una gestión valiente por parte de los que nos gobiernan. Priorizar la lucha contra el cambio climático frente a otros intereses económicos no es más que la fórmula más inteligente de dirigir a una sociedad que sigue exigiendo más que los acuerdos firmados en las diferentes Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) celebradas.
Hay que enamorarse del planeta de nuevo. Como el primer amor. El más pasional. El más sincero. Se lo debemos. Hay que hacer sacrificios en todos los niveles. Asumir que no podemos seguir como hasta ahora y adaptarnos a una nueva situación en la que podemos volver a conectar con la naturaleza. Estamos caminando hacia esa meta, pero queda mucho por recorrer. El peligro de la inacción es MORTAL.
La ONU calculó que será necesario devolver a su estado natural una superficie de tierra del tamaño de China para proteger la biodiversidad del planeta y a las comunidades que dependen de ella. Las inversiones anuales en soluciones basadas en la naturaleza para la crisis tendrán que triplicarse para 2030, y cuadruplicarse para 2050, si el mundo quiere afrontar con éxito la triple amenaza del clima, la biodiversidad y la degradación del suelo.
San Valentín y la deriva hacia el consumo
Recuperando el hilo de San Valentín, nos preguntamos: ¿es una fecha de seguimiento masivo en España? Pues si miramos los datos, la respuesta es SÍ. Según Google, el 67% de los españoles celebró San Valentín el año 2020. Esto puede no parecer decir gran cosa… si no fuera porque esto implica un aumento del consumo.
Los datos que se esperan este año en cuanto al consumo para este San Valentín del año 2022 son contundentes y una continuación de años anteriores. Según un estudio de Tiendeo.com, el 61% de los españoles comprarán algo para esta celebración. Según el mismo estudio, los regalos estrellas son cenas románticas, escapadas de pareja, flores, perfumes, chocolates y peluches.
Escapar de la dinámica de comprar regalos en fechas especiales como la de hoy no es fácil, ya que toda la maquinaria publicitaría ha esculpido una dinámica de la sociedad que nos empuja a ello. Sin embargo, depende de nosotros hacerlo de una forma más sostenible: informándonos del impacto medioambiental que tiene y conocer si realmente se necesita ese regalo. Son actitudes que ejemplifican el consumo consciente y crítico que podemos acatar como ciudadanos.
Regalos sostenibles para San Valentín
Si no te sientes con fuerza para luchar contra esa dinámica o, sencillamente, te apetece dar un regalo, quizás esta parte del artículo te interesa especialmente. En cambio, si eres de los míos y vas a escaparte del consumo, mejor no sigas leyendo.
Si te has planteado regalarle algo a tu pareja o a esa persona especial para San Valentín, mejor hacerlo de una forma respetuosa con el planeta, ¿verdad? Por eso, sin que suene a SPAM queremos recomendaros que os paséis por el Buscador de lo Sostenible, ya que todos los productos que encuentres vienen avalados por expertos en sostenibilidad de diferentes universidades.
De todas formas, puedes quedar más que bien en San Valentín sin tener que comprar nada. Te propongo algunas ideas que he usado y usaré 😀 :
Cena hecha en casa: hay tantas fuentes de recetas (webs, vídeos, redes sociales, etc…) que no tienes excusa para sorprender a tu pareja con una excelente comida hecha por ti. Por supuesto, con productos locales y de temporada.
Regala un árbol: hay varias webs en la que puedes regalar un árbol. Una forma muy especial de aportar tu granito de arena para preservar los pulmones del planeta, nuestros árboles y bosques. Aunque es importante señalar que los bosques deben cuidarse, ya que si no se cuidan pueden convertirse en un peligro para los grandes incendios forestales.
Huerto urbano: esto ya son palabras mayores. Esto es regalar el acceso a un nuevo mundo del que es difícil no engancharse. Persona que prueba las ventajas de los huertos urbanos, persona que lo cuida, amplía y se enamora. Y para ello, lo mejor es poder hacerlo con un “kit de cultivo” o un “kit de siembra”, con la que iniciarte en este mundo.
Un libro de segunda mano: lo confieso; soy un enamorado de los mercados y tiendas de libros de segunda mano. Más allá de gustos personales, es una excelente forma de dar una segunda (o tercera) vida a libros que seguro nos hará viajar a otros mundos y otras vidas. Por supuesto, hemos elegido el libro, pero existen otras opciones de segunda mano que pueden ser una excelente opción.
Experiencias: existen una gran variedad de actividades en las que la naturaleza es el centro. Por ejemplo, recientemente fui con mi familia a un paseo con cabras en su hábitat. Y tengo que decir que fue una gran experiencia para todos.
Una Carta: si esto va de amor, aquí nos dejamos los pudores, ¿verdad? Uno de los momentos más emotivos de todos los San Valentín que he vivido fue cuando me leyeron una carta recordándome lo bonito que es el amor que estamos construyendo día a día. Sin entrar en detalles, dejé de ver bien por las lágrimas que me llenaban los ojos. Opción solo apta para valientes.
Un Curso: no se me ha olvidado de que esto va de amor, jeje. ¿Qué puede ser más amoroso que regalar la posibilidad de que aprenda eso que siempre le ha gustado pero que nunca se atrevió a aprender? Aprender a tocar la guitarra, curso de fotografía, curso de surf, etc. Las posibilidades son tantas como gustos tenga tu ser querido.
Estas son únicamente algunas opciones para que tu regalo sea significativo para ese ser especial y, a la vez, respetuoso con el planeta. ¿Se te ocurren alguna más?
