El planeta azul. Así se conoce a la Tierra, un planeta con unas condiciones para la vida únicas en el sistema solar y quién sabe si en el resto del universo. Y lo es gracias a sus océanos. Un elemento que permite la vida y al que rinde homenaje el Día Mundial de los Océanos.
La importancia que tienen los océanos para la vida de todos es incuestionable. Aunque parece que la humanidad está empeñada en olvidarlo con demasiada facilidad. De la superfície de la Tierra, tres cuartas partes son océanos, que contienen el 97% de todo el agua del planeta. Pero a pesar de todo ello, damos la espalda al papel clave que representan para el equilibrio de la vida y los maltratamos. Y para exponer esta precaria situación, la ONU celebra el Día Mundial de los Océanos. Te vamos explicar cómo surgió este día tan importante.
Algunos datos que indican el daño que sufren los océanos y la biodiversidad que vive en ella:
- el 90% de las grandes especies marítimas de peces mermadas
- el 50% de los arrecifes de coral destruidos
Ante este panorama no es de extrañar que el tema del Día Mundial de los Océanos 2021 se haya elegido como este tema: “El océano: vida y medio de subsistencia”. Es un punto de partida de una década en la que la humanidad tiene grandes retos en su búsqueda de conseguir cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 14: “Conservar y utilizar de manera sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos” de cara a 2030.
Origen del Día Mundial de los Océanos
La elección de esta celebración es reciente. Fue el 5 de diciembre de 2008 que Naciones Unidas cuando se decidió que el 8 de junio se celebrase el Día Mundial de los Océanos. Sin embargo, la idea de celebrar la importancia de los océanos ya se propuso en la Cumbre de la Tierra de 1992 en Río de Janeiro. Se planteó como una celebración hacia los océanos que comparten todos los países del mundo y explicar la relación entre los océanos y los seres humanos. Y, por supuesto, empezar a crear una conciencia sobre lo imprescindible que es cuidar y proteger los océanos.
La Red Océano Mundial, que está patrocinada por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental de la UNESCO, se dedica a dar a conocer la importancia clave de los océanos que se celebra el 8 de junio. Pero son muchas las organizaciones que tienen como objetivo proteger a los océanos y su biodiversidad; y qué mejor excusa que el Día Mundial de los Océanos para aplaudir algunas de ellas:
- Sea Shepherd: Fundada en 1977. Se hizo muy popular en todo el mundo por sus campañas en contra de la caza de delfines de Taiji, y por perseguir a los balleneros japoneses de santuarios de ballenas.
- Oceanic Preservation Society: Fundada en 2005 por el fotógrafo y buceo Louie Psihoyos. Su mayor hito fue el documental “The Cove”, que ganó el Oscar y dio una gran repercusión a la caza de delfines de Taiji.
- GreenPeace: entre otras campañas exitosas, ha tenido un gran éxito su lucha contra el plástico que contamina los océanos y sus acciones contra la caza de ballenas.
- Marine Stewardship Council (MSC): tal y como explicamos en nuestro post sobre el sello MSC, se dedican a promover la pesca sostenible, que implica dejar suficientes peces en el mar, respetar los hábitats y garantizar que las personas que dependen de la pesca puedan mantener su medio de vida
A pesar de estas y otras organizaciones que luchan por la conservación de los océanos, la realidad es que hay datos que ponen en alerta sobre el deterioro que están padeciendo. En los últimos 150 años se han perdido aproximadamente la mitad de los corales vivos. La contaminación por plástico en los océanos del mundo es hoy 10 veces mayor que hace tan solo 40 años. En cuanto a la biodiversidad, un tercio de las poblaciones de peces están sobreexplotadas. Y esto es solo la punta del iceberg. Los océanos nos están pidiendo ayuda.
En la celebración de este año, hay que aplaudir el mensaje del Secretario General de la ONU, António Guterres, refleja la dependencia que tiene la humanidad de los océanos para la alimentación, los medios de vida, el transporte y el comercio. Pero también en el papel clave que tienen en la regulación del clima mundial, ya que son los pulmones del planeta. Sin embargo, la salud del planeta está cada vez en peor estado. La acidez de los océanos aumenta y la contaminación no cesa de empeorar, poniendo en peligro la biodiversidad marina.
Más de 3.000 millones de personas dependen de los océanos como fuente principal de proteínas
Los océanos y los mares del mundo son un sector económico de primer nivel. Estamos hablando de actividades tan importantes como la pesca, el transporte marino, el turismo y el ocio, las explotaciones de recursos, energías renovables como la undimotriz, etc…. En las actividades económicas relacionadas con el mar también se pone de relieve la desigualdad de género que existe también en torno a los océanos. Sí, porque en la mano de obra que trabaja en la captura de peces, tanto en los océanos como en piscifactorías, ellas cobran menos que los hombres. Y los denominados techos de cristal también están en este sector, ya que ellas ocupan los trabajos menos cualificados.
Los océanos contra el Covid-19
En este contexto en el que estamos viviendo con el covid-19 copando no solo los medios de comunicación, sino modificando nuestra vida, los océanos tienen mucho que decir. Puede que haya pasado desapercibido la noticia, pero el océano tiene un genoma único que tiene un papel clave en la lucha contra enfermedades infecciosas, como el coronavirus.
Una enzima que proviene de un microbio que se encuentra en los respiradores hidrotérmicos marinos y en las aguas termales puede ser clave en la tecnología que se utiliza para detectar virus como el SARS o el Covid-19. Y es que el genoma proveniente del océano es una fuente importante de compuestos antivirales. Por ejemplo, una proteína de una alga roja del arrecife de coral en los alrededores de las Islas Canarias se convirtió en un elemento clave para la lucha contra el MERS (Síndrome Respiratorio de Oriente Medio).
Ante esta exposición de motivos, razones y obligaciones para que cuidar y proteger los océanos, nos toca plantearnos como seres racionales que se supone que somos: ¿vamos a permitir que la pieza fundamental de nuestra supervivencia continúe deteriorándose? La respuesta no puede ser otra que no. Y para ello, contamos con los recursos necesarios. Depende de un cambio sustancial en la educación ambiental y elegir bien las prioridades en las que se tiene que poner todo el esfuerzo global.
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