20 de agosto de 2018, Estocolmo. Una joven de 15 años con chubasquero amarillo, gorro de lana en la cabeza del que asoman unas largas trenzas, se planta frente al parlamento sueco con una pancarta de cartón en la que se lee (en sueco, claro) “huelga escolar por el clima”. Era el comienzo de una acción de protesta climática que se repitió cada viernes. Fridays for Future tuvo su réplica en muchos lugares del mundo. Ya sabéis todos a qué joven me refiero, Greta Thunberg se convirtió en un icono. En 2019 la revista Time la nombró persona del año.
Parece que haya pasado al menos una década desde ese 20 de agosto de 2018, la pandemia paró el mundo, lo puso todo patas arriba, las prioridades cambiaron. Era el momento de priorizar la supervivencia inmediata. El dichoso virus nos dejó sin espacio mental para atajar otras necesidades, otras urgencias que de repente lo eran menos, como la emergencia climática.
La pandemia nos ha sacudido a todos, ha sido una experiencia vital intensa que nos ha atravesado como sociedad y como individuos, dejándonos, sin duda, huella. Con la huella de la pandemia todavía fresca, estalla la guerra en Ucrania. Añadiéndole al contexto político y social, en Europa y España, un extra de complejidad e incertidumbre.
Nosotros (Clickoala) nacimos en plena efervescencia de la voluntad de cambio de la sociedad civil. Aunque no tan jóvenes como Greta, sentíamos también el impulso de querer transformar, de entender que para que la vida continue tenemos que cambiar de paradigma, tenemos que incluir valores en las reglas del juego. Nos sentíamos arropados por el impulso transformador de la juventud. Nos sentíamos, también, arropados por las cifras. El barómetro que llevamos realizando desde que existimos, respaldaba con números lo que todos entonces veíamos en las calles, en la prensa, en las redes sociales: la juventud liderando un movimiento social, la juventud unida demandando a los gobiernos acciones para luchar contra los efectos del cambio climático. En definitiva, los jóvenes luchando por la gran causa de su generación, luchando por su futuro.
Como os contaba (y ya muchos conoceréis) este barómetro lo realizamos cada año. Es un barómetro social sobre hábitos, inquietudes, preferencias, conocimiento… de consumo consciente. En él tomamos el pulso de la sostenibilidad a la sociedad española. Este año, a nuestro pesar, hemos visto como se consolida una tendencia que comenzó en la pandemia que es el desencanto juvenil por la lucha climática.
Los jóvenes han pasado de ser el tramo de edad más preocupado por el cambio climático (73% en 2019) a ser el rango de edad menos preocupado por la misma (47% en diciembre de 2022). Si bien, es cierto que el porcentaje de personas muy preocupadas por el cambio climático baja en todos los tramos de edad, el intervalo de los jóvenes (de 16 a 34 años) es el que más puntos porcentuales baja, la alarmante cifra de 26 puntos porcentuales.
Vemos, no solo que manifiesten una menor preocupación por el cambio climático, también podemos observar un descenso en la preocupación por otros problemas relacionados con el mismo como son: el exceso de plásticos, la disminución de la biodiversidad o la contaminación en las ciudades.
Además, observamos también, cambios en otros intereses. Disminuye el interés en la sostenibilidad como estilo de vida (del 41% al 30%), el interés por la política, viajar, un dato que me llama mucho la atención es la disminución ¡de 9 puntos! de los jóvenes que consideran la amistad como un pilar fundamental en su vida (del 73% al 64%). Sin embargo, y como contraste, sube 11 puntos la importancia del maquillaje y el peinado (del 12% al 23%) y 6 puntos la importancia de la forma de vestir (del 28% al 34%).
¿Cómo interpretar estos datos? Estamos en un contexto complejo, el alcance del estudio no nos deja profundizar en los porqués. Podemos entender que puede ser causa de este momento de incertidumbre, de precariedad en lo social, lo económico y en la salud mental. Podemos entender que por aquí pueden venir las causas, que son una generación que ha vivido crisis tras crisis y que están centrados en lo inmediato. Puede ser, nos encantaría profundizar en el tema.
Sin poder profundizar más en los datos y, a la vista de los mismos, vemos que existe una desconexión por una parte de la sociedad, que necesitamos reconectar a la sociedad y a los jóvenes en particular porque, todos podemos participar del cambio. De hecho, hay una parte de la sociedad (en la que me nos incluimos) que pensamos que existe un margen para la acción: “6 de cada 10 españoles se sienten responsables de evitar el cambio climático. Piensan que sus acciones deben formar parte de la solución”. Que sí, que ya sabemos todos que el cambio climático es una realidad, pero ya me entendéis, hablamos de soluciones, de evitar efectos negativos, de pararlo, de transformar. Me quedo con los que nos sentimos responsables, entre ellos hay muchos jóvenes. Tenemos que implicar a los jóvenes, necesitamos a los jóvenes en el presente para poder tener futuro.